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La U se sentía acomplejada. Cuando decía su nombre, las demás letras se asustaban.
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La U se sentía acomplejada. Cuando decía su nombre, las demás letras se asustaban.
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Cuando supo que había ganado el primer premio del Euromillones, sufrió un infarto.
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El príncipe besó a la rana, convirtiéndola en una de las mujeres más atractivas de la faz de la tierra. Qué lástima que fuera gay.
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El cuchillo le estaba arrancado la piel a tiras. Nunca imaginó dolor tan grande. Entonces sintió como la afilada hoja la cortaba en dos. La naranja acababa de morir.
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No creía en la reencarnación. Mientras caminaba, su hocico olisqueaba el aire, estaba seguro de que había alguna presa a pocos metros de donde se encontraba. Todavía no se había acostumbrado a caminar sobre cuatro patas.
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Relinchos, mugidos, ladridos, cloqueos, bufidos, rugidos, aullidos…
Noe se tapó la cabeza con la almohada. Así era imposible dormir.
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David amaba el dinero sobre todas las cosas. Sonreía feliz mientras se tomaba el octavo whisky de la noche. En pocos segundos había pasado de tener un millón de euros a dos millones.
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Cupido acudió a la llamada del amor. Berta y Gastón estaban a punto de enamorarse. Pero esta vez fue diferente. En cuanto vio a Berta, Cupido supo que era la mujer de su vida. Así lanzó su flecha, con tal brío, que atravesó el corazón de Gastón hasta matarlo. Cupido tenía el camino libre para amar a Berta.
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